8.19.2008

Meditaciones de “Severino EL SORDO” II

Es curioso que los veranos me agoten intelectualmente, creo que debe ser “el calor” pero según vamos entrando en materia yo me voy quedando sin energía.
En eso mi pueblo, situado a casi 1.000 metros de altura de un clima continental riguroso me permite algunas alegrías como son las “sombras” de los chopos cabezones, que es una especie que se cría por esta zona y que dan un volumen de sombra importante por la distribución anárquica de sus “vigas” sobre el cabezón de la planta.
Y esta mañana es curioso que hacia 39 grados según el termómetro del coche y al meternos debajo de un aislado chopo cabezón ha bajado a 21 grados que ya es diferencia.

Me gusta pasear por la noche cuando el 15 de Agosto ya te requiere ponerte algo por encima o si no te lo pones, digamos que te encuentras en el limite de la confortabilidad.

Y eso olor a finca recién regada, o a alfalfa recién cortada e incluso los días de siega el olor al rastrojo recién “pelado” por las maquinas que deja esa esencia de pueblo de “antes” de sociedad sosegada, de charlas en las puertas de las casas y de arios corriendo con las bicis . Claro que aquellos arios éramos nosotros y ahora son casi nuestros nietos.

Y miras al cielo, bueno en mi caso solo levanto la cabeza porque mirar lo que se dice mirar no miro pero es igual, cada uno ve en el cielo lo que quiere ver.
Y te acuerdas de las peñas de jovenzazos, preparadas exquisitamente con su zona reservada perfectamente ambientada “por lo que pudiera suceder” y al final suceder suceder no sucedía nunca nada pero lo importante era la ilusión con que se montaba. En esta como en tantas ocasiones en la vida lo importante del viaje es el trayecto no el final . Y el trayecto era absolutamente riguroso con las costumbres e imprescindible para que las Fiestas fueran Fiestas.

Yo ahora lógicamente no se como se lo montan nuestros hijos ni tampoco les voy a preguntar porque no me lo dirían pero seguro que es algo diferente pero parecido y de verdad que limpio me parece ahora todo aquello, que importante me parece haber vivido aquellas noches aburridas de invierno en la Peña del Corpacho, en una casa que ya hizo la peña mi abuelo Miguel y que en su época según decía ya estaba “pa caerse”. Por cierto que ahora si que se ha caído.
Y aquellos “calentitos” con higos con el “patrón”, que tipo tan autentico el “patrón” y Frascuelo y “El Gato” y los Tarras” y tantos otros.
Que personajes tan específicos de mi juventud e incluso de mi niñez. Cada uno de ellos tiene un libro pero bastante gordo

Me gusta volver a mi pueblo, aunque ahora me siendo alejado de sus costumbres y la realidad es que sigo manteniéndome firme en asuntos como el cortado y alguna otra cosa pero ya con esfinge de viejete, se me antoja a mi. Y además cuando se te acerca alguno de los jóvenes estos de 1.90 o mas y te trata de Vd. Pues se me encoje el corazón y por dentro se me salta un poco esa tripa que te da la vida. Solo un poco y aunque me alegro de verlos , como ya no los conozco pues me siento forastero en mi pueblo.Pais

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